Muy probablemente les pase que tengan algún familiar o amigo (quizás puedan ser varios de ambos tipos) que aunque es una persona completamente normal y centrada, adulto ciudadano de bien, resulta que tiene una aversión casi ridícula a los hospitales, clínicas y cualquier centro de salud, quizás lo exprese como un poco de resistencia a la idea de asistir a uno de estos centros o directamente declare que solo muerto ingresará en uno de ellos, las respuestas varían.
Lo cierto es que hay muchas personas a las cuales la idea de asistir a un hospital o poner pie dentro de una clínica los descompone completamente como quien les pidiera que metan la mano en una caja misteriosa y maloliente o que pasen la noche en una mansión embrujada.
Estas personas no suelen tener idea del porque de su resistencia o aversión a estos centros de salud, pero la verdad es que muy pocas veces esto viene de un trauma personal, suele venir del simple hecho de evitar malas noticias. Es ilógico, pero para estas personas la idea de asistir a una consulta en un hospital para ser diagnosticados con una enfermedad es tan escalofriante que evitan la visita, aunque eso no signifique que la enfermedad siga allí, solo que sin ser tratada.
Así que si conoces a una de estas personas, cuando tenga que ir a un hospital intenta servirle de compañía para que tenga el coraje de ir, puesto que la salud es importante y una enfermedad diagnosticada a tiempo puede hacer toda la diferencia en el mundo.